En un despido ¿Cómo manejar tu liquidación?

por | Ago 22, 2016 | 0 Comentarios

Un despido representa, para muchos, la pérdida de su fuente principal de ingresos (o la única). Puede suceder por muchas razones: desde problema financieros de la empresa, cambios en las necesidades de la misma, hasta un bajo rendimiento de parte nuestra, entre otras.

Recibir esa noticia es como un balde de agua helada, porque además el despido sucede de manera súbita e inesperada. Es cierto: algunas empresas lo planean y avisan con anticipación, pero la tendencia de muchas compañías es hacerlo en el momento, para evitar que alguien, enojado, busque llevarse información confidencial.

¿Qué hacer en caso de un despido?

Si estamos en una especia seria, que reconoce nuestra contribución como empleados, por lo general saldremos con un cheque de indemnización, además del finiquito que nos corresponde. En conjunto, ambos conceptos, se conocen como la liquidación.

despido liquidación

Por eso lo primero que debemos hacer es comportarnos siempre como profesionales e incluso agradecer a la empresa el buen trato que nos están dando en todo momento, inclusive durante la salida.

Ahora bien, cada país tiene sus leyes, por lo cual aquí hablaré del caso mexicano. Para los lectores de otros países, pueden saltarse esta sección ya que su caso será un poco distinto, pero continúen leyendo más abajo, donde hablo acerca de cómo manejar la liquidación, porque eso sí les es aplicable y es muy importante.

¿Cómo se indemniza al trabajador en caso de un despido?

En México hay dos escenarios:

Despido Justificado

El despido justificado puede darse por ciertas causas establecidas en la Ley Federal del Trabajo que se refieren a la mala conducta de un trabajador, por ejemplo:

  • Causar daños a las instalaciones.
  • Manifestar conductas violentas, ofensas verbales o físicas.
  • Conductas que comprometan la seguridad de la empresa y demás trabajadores.
  • Revelar información confidencial en perjuicio de la compañía.
  • Asistir al trabajo bajo efectos de drogas o alcohol.
  • Faltas injustificadas, entre otras.

En ese caso sólo procede el finiquito y la prima de antigüedad. La empresa NO está obligada a indemnizarnos. Si realmente cometimos el acto, debemos ser lo suficientemente maduros como para asumir las consecuencias. Es importante además aprender de nuestros errores.

¿Qué incluye el finiquito?

Lo siguiente:

  1. Salario pendiente (correspondiente a días trabajados pero que aún no nos han pagado).
  2. Parte proporcional de aguinaldo.
  3. Parte proporcional de prima vacacional.
  4. Días de vacaciones a los que tenemos derecho, pero que aún no habíamos disfrutado.
  5. Si en la empresa teníamos la prestación de fondo de ahorro, el saldo acumulado a la fecha.
  6. Si la empresa tenía un plan de retiro de contribución definida, nos corresponde el total de las aportaciones que nosotros hicimos, junto con los rendimientos generados. Sin embargo es posible que tengamos derecho a todo o una parte de las aportaciones realizadas por la empresa, según las reglas del plan (usualmente depende de nuestra antigüedad en la empresa, sin embargo habrá que notar que en caso de despido justificado, la mayoría de los planes elimina dicha posibilidad).

Desde luego si tenemos deudas con la empresa (por ejemplo algún préstamo o anticipo que nos fue otorgado), se nos descontará del finiquito.

¿Cómo se calcula la prima de antigüedad?

A razón de 12 días de salario (topado) por cada año de servicio. El tope en este caso es de tan sólo 2 salarios mínimos. Por ejemplo si el salario mínimo diario es de 73.04 pesos, el doble es 146.08 por lo cual la prima de antigüedad corresponderá, como máximo, a 1,752.96 pesos por año trabajado.

Desafortunadamente muchas personas lo toman mal y deciden pelear en tribunales buscando una indemnización. No lo recomiendo, porque es como hacer llueva sobre mojado. Además seguramente saldremos de ello con mucho lodo en los zapatos. Como dije antes: una actitud profesional siempre es lo mejor, aunque nos hayamos equivocado y nos duela.

Despido Injustificado

En este caso nos corresponde el finiquito y la prima de antigüedad, más una indemnización que es de 90 días de salario integrado. Algunas empresas integran también, en ciertos casos, 20 días de salario integrado por año trabajado.

¿Por qué no todas? Es un tema polémico y de interpretación. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, cuando un trabajador es sujeto a un despido injustificado, puede elegir demandar el pago de la indemnización (90 días de salario integrado), o puede pedir que se le reinstale.

Si el trabajador elige la reinstalación y la empresa se niega, entonces tendría que pagar en adición, los famosos 20 días por año. Claro: todo esto se puede dar ante la autoridad laboral quien usualmente ofrece una conciliación (llegar a un punto medio).

Por eso muchas empresas suelen ofrecer sólo la indemnización, pensando en que el trabajador no demandará su reinstalación. Depende mucho de las políticas laborales y estrategias legales de las mismas.

Para podernos entregar la liquidación (indemnización y finiquito), la empresa nos pedirá firmar varios documentos, en los cuales reconocemos que nos han pagado todo lo que nos corresponde por Ley y por lo tanto, no haremos ninguna reclamación en su contra ante autoridad laboral, liberándolos de toda responsabilidad.

Si nos entregan una liquidación completa, como debe ser, no hay razón para no hacerlo: firmemos y dejemos una relación en paz. Es más, aprovechemos para solicitar una carta de recomendación que nos podrá ser muy útil posteriormente.

En caso contrario, busquemos a un buen asesor legal (y cuidemos sus honorarios, no vaya a ser que nos salga más caro el caldo que las albóndigas). Es importante tomar en cuenta que en dado caso, el patrón debe pagar los salarios caídos: es decir desde la fecha del despido hasta que reinstale al trabajador o pague la indemnización, según la elección tomada por éste al demandar.

¿Cómo manejar tu despido y liquidación?

Lo primero después de un despido es conservar la calma y como mencioné, actuar de la manera más profesional que podamos. Esto nos abrirá puertas y nos facilitará el camino para obtener constancias, cartas de recomendación y buenas referencias para poder encontrar otro trabajo.

Pero también debemos aceptar nuestra nueva realidad y poner manos a la obra. Esto significa hablar con la familia para que entiendan la situación, empezando con la pareja desde luego. También empezar a hacer uso de las relaciones personales que hemos construido con el tiempo, de manera inteligente, para explorar opciones potenciales. Diseñar una estrategia de búsqueda.

Mucha gente comete el error de actualizar su currículum y repartirlo por doquier, como si fuera un folleto de propaganda. O empieza a enviar correos y hacer llamadas a contactos para preguntar «como un favor» si hay alguna oportunidad en su empresa. Eso es un gran error porque indica que no tenemos una estrategia y manifiesta desesperación. Por eso también los resultados, en general, de hacer esto son pobres.

Replantear nuestras prioridades

Obviamente ante la realidad del despido, nuestras prioridades cambian. Si pensábamos irnos de vacaciones, quizá sea tiempo de posponer los planes. Hoy más que nunca debemos enfocarnos a lo más importante (para muchos es el bienestar de su familia).

Tratemos de reducir al mínimo los gastos no indispensables. También de momento tendremos que suspender nuestro ahorro para el retiro y contribución a otras metas.

Cumplir con nuestros compromisos

Pero sí debemos seguir cumpliendo con todos nuestros compromisos financieros. Mucha gente deja de pagar sus deudas y esto es prácticamente cavar un agujero mayor: entre intereses ordinarios y cargos moratorios, haremos un problema mucho más grande.

Aquí debo hacer un paréntesis para insistir: un despido es algo que sucede. A mí me ha pasado. Por eso no es bueno tener deudas de consumo (tarjetas de crédito o préstamos personales / de nómina). Aunque uno las pueda pagar. Ni siquiera «meses sin intereses». Porque implican un compromiso y afectan – como siempre digo – el flujo de efectivo futuro. El cual no tendremos si perdemos el trabajo.

Si tenemos un crédito hipotecario, por lo general incluyen un seguro de desempleo. Hay que usarlo: iniciar el procedimiento lo antes posible para no tener que hacer pagos hasta que encontremos otro trabajo (o termine la cobertura del seguro). Lo que sí debemos hacer es separar el dinero de los pagos como si los estuviéramos haciendo. De esta manera si no hemos encontrado trabajo cuando termina el beneficio, tendremos dinero ahorrado para continuar con estos pagos por unos meses más.

Mantener nuestros seguros

En general recomiendo mantener nuestros seguros: es importante continuar protegido. Si algo malo sucede y no tenemos empleo, tendríamos que usar parte de la liquidación y otros ahorros para enfrentarlo – suponiendo que sea algo pequeño. Si se trata de un evento grande, puede ser fatal.

Sin embargo, sé que en algunas ocasiones puede ser difícil. Para eso tenemos un buen agente de seguros, es importante acercarnos a él para revisar nuestras opciones. En muchas ocasiones las hay.

Por otro lado, quienes tienen prestación de seguro de gastos médicos en el trabajo, en ocasiones se enfrentan a que la empresa no contrató un beneficio de conversión a individual (que tiene costo adicional) y entonces pierden su cobertura. Esto puede ser una tragedia en casos donde algún miembro de la familia ya tenía una enfermedad crónica o una reclamación abierta.

Este es otro gran ejemplo de lo importante que es tener una cultura de previsión. A muchos esto los agarra por sorpresa y eso es lo peor que nos puede pasar. Una buena previsión lo evita. Existen pólizas que complementan nuestra cobertura de grupo y que sirven, precisamente, para que en caso de perder el beneficio, podamos contar con la garantía de una póliza individual que pagará complementos derivados de reclamaciones iniciadas en la póliza de grupo.

poliza-de-seguros

Pensar en las oportunidades que se abren

Muchas veces uno se enfoca en los aspectos negativos de un despido, porque implican la pérdida de nuestro ingreso. Pero también es cierto que quizá estábamos en una empresa o posición que ya no tenía crecimiento. Personalmente he podido ver personas que perdieron su trabajo y encontraron en poco tiempo uno aún mejor. Era gente que generaba mucho valor a su organización y se notaba: al estar disponibles otras empresas los empezaron a buscar.

He visto también casos en los cuales, las personas tardaron tiempo en conseguir trabajo. Se prepararon para convertirse en personas de alto desempeño. Cuando entraron a su nueva organización, comenzaron a destacar en poco tiempo y su carrera despuntó. Ya lo sabían: no les gustaba su trabajo, pero tenían a su vez miedo de perderlo, por la seguridad de recibir un ingreso fijo.

Lo que no debemos hacer en un despido

Es insólito pero lo he visto, en círculos muy cercanos. Hay personas que usan su liquidación para comprarse un automóvil último modelo. O que se llevan a los niños de vacaciones a Disneylandia. O la invierten toda en un negocio que no saben si funcionará. Como si fuera un bono y no una liquidación. Esto es el peor error que uno puede cometer y es también una manera de evadir nuestra propia realidad.

Conseguir un empleo bien remunerado (igual o mejor que el que perdimos) no es fácil, pero se puede. Sin embargo, toma tiempo y requiere, como ya mencioné, de una estrategia adecuada. Parte de ella es administrar cuidadosamente nuestra liquidación.

 

¿Tienes otras recomendaciones o experiencias? Compártelas.

Escrito por Joan Lanzagorta

Joan Lanzagorta es columnista, conferencista y coach en Finanzas Personales. Su columna Patrimonio se ha publicado de manera ininterrumpida por más de 20 años en el periódico El Economista. Fue miembro del Consejo Editorial de la Revista Inversionista. Ha ofrecido pláticas en universidades como el CIDE y la Universidad Panamericana, así como en diversas empresas y asociaciones profesionales.

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