Cinco Principios Básicos Sobre Inversiones

por | Jun 1, 2010 | 0 Comentarios

Todas las personas vivimos de manera distinta, y todos tenemos diferentes sentimientos y emociones hacia el dinero. Por lo tanto, las decisiones de inversión son muy personales y únicas para cada individuo. Esta es la razón por la cual los buenos asesores en Finanzas Personales primero buscamos determinar con exactitud los objetivos de vida de nuestros clientes, así como sus valores más profundos. Sólo el entendimiento de estos factores puede hacer que nuestro asesoramiento sea el indicado.

Sin embargo, existen algunos principios básicos sobre inversiones que se aplican a la mayoría de las personas.

Cinco Principios Básicos Sobre Inversiones

1.
Para tener liquidez para afrontar una emergencia, todas las personas deberían tener una reserva o fondo para contingencias en instrumentos de alta liquidez, mucha seguridad, y que paguen rendimientos por encima de la inflación (como pueden ser algunas sociedades de inversión en instrumentos de deuda que invierten de esta forma). Esto, independientemente de la etapa de vida en la que nos encontremos. Idealmente este fondo debe contar con un mínimo de 3 meses de gasto familiar corriente, aunque dependiendo de nuestra situación (por ejemplo, trabajadores independientes) debería contener un mínimo de 6 meses para cubrir cualquier contingencia.

2.
Debemos elegir instrumentos de inversión que estén de acuerdo con nuestros objetivos, ya que éstos nos definen el horizonte (plazo) de nuestra inversión, nuestras necesidades de liquidez y el riesgo (volatilidad en el valor de nuestro portafolio) que podemos asumir. Por ello es muy importante tenerlos claros. Es tan malo invertir de manera muy agresiva para el corto plazo, como hacerlo de manera demasiado conservadora para metas de muy largo plazo. Uno de los principios básicos sobre inversiones más importantes.

3.
En inversiones de muy largo plazo (más de 10 – 15 años) conviene siempre tener, aunque sea sólo una pequeña porción (por lo menos la décima parte de nuestro portafolio), inversiones en empresas (acciones). Ellas nos protegen de la inflación, y hacen crecer nuestro portafolio a un ritmo más acelerado, y en este horizonte, aún las personas más conservadoras pueden tolerar una pequeña volatilidad en el valor de su portafolio.

4.
Toda persona debe monitorear de forma constante el desempeño de sus inversiones y efectuar cambios cuando sea necesario, ya que nuestro plan financiero es dinámico y nuestras necesidades van cambiando. Sin embargo, hay que hacerlo bien, manteniendo en todo momento la perspectiva. En estrategias de inversión a largo plazo, el hecho de que el precio de una acción o que el índice inflacionario baje, no es una razón por sí misma para vender. Sí lo es, sin embargo, el hecho de que las variables que nos hicieron elegir esa inversión hayan sufrido modificaciones que nos permitan determinar que es mejor no tener más ese instrumento en nuestro portafolio.

5.
Debemos invertir de acuerdo con la etapa de vida en la cual nos encontramos. No es lo mismo estar iniciando nuestra vida laboral, que estar al borde de nuestro retiro. No tenemos las mismas necesidades cuando estamos disfrutando nuestra juventud, que cuando nos casamos. Es decir, en qué etapa de nuestra vida nos encontramos, y qué necesidades surgen a partir de ella, influye de forma definitiva la forma como debemos invertir nuestro dinero.

Pensemos por ejemplo que vamos a tener a nuestro primer hijo. La vida nos cambiará radicalmente y esto implica reasignar nuestro presupuesto hacia los gastos adicionales que implica el pequeño: pañales, biberones, ropa, vacunas, alimentos (fórmulas, etc.). Pero no sólo eso: en un mediano plazo el niño comenzará a ir a la escuela, y más a futuro, esperemos, irá a la universidad.

Para muchos padres, entonces, es posible que en ese momento les surja una nueva meta de vida: el garantizar que, llegado el momento, tengamos fondos disponibles para pagar su carrera universitaria. Esto se puede lograr de muchas formas: desde la contratación de un seguro para la educación, hasta la formulación de un plan de ahorro específico para tal efecto.

Por otro lado, simultáneamente puede darse una oportunidad para comprar un departamento, y dejar de pagar renta. ¿Podremos con ambos compromisos, sin dejar de lado nuestro ahorro para el retiro? ¿De qué forma modificará eso nuestro nivel de vida? O bien. ¿Tendremos que posponer una de esas metas para una etapa posterior?

Ese es el tipo de decisiones que las distintas etapas de nuestra vida nos obligan a tomar, y que influyen de manera determinante en la forma como invertimos nuestros recursos.

¿Has aplicado alguno de estos principios básicos sobre inversiones en tu vida?

Escrito por Joan Lanzagorta

Joan Lanzagorta es columnista, conferencista y coach en Finanzas Personales. Su columna Patrimonio se ha publicado de manera ininterrumpida por más de 20 años en el periódico El Economista. Fue miembro del Consejo Editorial de la Revista Inversionista. Ha ofrecido pláticas en universidades como el CIDE y la Universidad Panamericana, así como en diversas empresas y asociaciones profesionales.

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