Se habla que diversificar es no poner todos los huevos en una canasta, pero en realidad es mucho más que sólo esto: se debe hacer de manera inteligente. De lo contrario, la diversificación puede no ser adecuada y en lugar de ayudarnos a disminuir el riesgo, lo podríamos incrementar sin querer.
En el post anterior (Primero el Riesgo, Luego el Rendimiento) ya hablamos un poco al respecto, y demostramos cómo una mala diversificación puede ser fatal para nuestro dinero.
Ahora bien, ¿Cómo se diversifica de manera inteligente?
Primero, debemos elegir una mezcla de activos que refleje tanto nuestro objetivo de inversión como nuestra tolerancia al riesgo. Esto significa que el fondo para emergencias no puede invertirse en acciones (aunque tengamos una alta tolerancia al riesgo), de la misma forma que el dinero para nuestro retiro no puede invertirse en una cartera diversificada que no las incluya (aunque tengamos una muy baja tolerancia al riesgo). Luego, debemos buscar que nuestra diversificación tenga sentido.
Por ejemplo, una cartera de acciones no puede estar diversificada en empresas del mismo sector, sino que debe haber una exposición a distintas actividades económicas. Pero además, la diversificación inteligente implica obtener un rendimiento consistente o superior con nuestro benchmark (parámetro a vencer) en cada clase de activo.
En este sentido, en una cartera constituida 50% instrumentos de deuda de corto plazo y 50% acciones de la bolsa mexicana, el rendimiento mínimo que debemos esperar obtener está compuesto en un 50% por la tasa de Cetes a 28 días, y en otro 50% por el rendimiento del IPC. El benchmark, por lo tanto, es el indicador o indicadores con los cuales compararemos el rendimiento obtenido, para saber de esta forma si estamos invirtiendo de forma adecuada y obteniendo los rendimientos esperados.Esto significa que, en este segundo nivel, la diversificación debe tomar en cuenta que el parámetro a vencer es este benchmark. Por ello, la composición de nuestro portafolio debe guardar una cierta proporción o similitud con él.
En la introducción a esta serie definimos riesgo como la variabilidad en el valor esperado de nuestro portafolio. El benchmark es el rendimiento esperado. Por eso, si hacemos una cartera que está compuesta de forma muy diferente al benchmark (por ejemplo, si invertimos demasiado en acciones que no están en el IPC), le añade riesgo a nuestro portafolio, ya que estaremos obteniendo rendimientos distintos al esperado (pueden ser mayores, pero también menores – en este sentido hay más riesgo).
Por ejemplo, para la parte que se invierte en acciones, la composición no debería alejarse mucho de la muestra del propio índice de la bolsa o debería contener, en buena parte, instrumentos indizados. Ahora bien, ¿cuánto debe parecerse al benchmark? Algunos expertos sugieren que por lo menos en un 70% (el restante 30% lo podemos destinar a instrumentos que pensamos que tendrán un mejor desempeño – a esto se le llama «sobreponderarlos» en nuestro portafolio.
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La serie completa de los Diez Conceptos de Inversión Para Tener Siempre en Mente:
Introducción – Importante leerla porque nos ayuda a poner en contexto el concepto del «riesgo».
1. Siempre Invierte con Base en un Objetivo Definido.
2. Primero el Riesgo, Luego el Rendimiento.
3. Diversifica de Manera Inteligente.
4. No Trates de Ganarle al Mercado.
5. No Trates de Buscar el “Momento Ideal” para Entrar o Salir.
6. Invierte de Manera Constante (Método Costo Promedio).
7. Rebalancea tu Portafolio Periódicamente.
8. Cuida las Comisiones y Costos.
9. Elegir Acciones no es Para Todos.
10. Corta Tus Pérdidas. [hr]
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